Datos personales

Mi foto
Deseando atraparlo todo.

sábado, 17 de mayo de 2008

Los placeres cotidianos

Hablando de payasos en la entrada pasada, recorde que alguna vez en mi temprana pubertad me vestía así con mi tía para animar las fiestas familiares. Ahora veo los videos caseros y me muero de la vergüenza, pero en su momento era algo diferente y divertido que disfrutaba por la simple razón de que nunca lo había hecho antes.

Así crecí, buscando experiencias novedosas, extrañas, que la mayoría de la gente no se atreviera a hacer y que a mi me treparan la adrenalina hasta el borde de un colapso cardiaco. Me aventé del bungee, hice el amor en lugares públicos, probe la cocaina y la marihuana, conocí mil gentes, besé mil bocas, hice trios y me aventé como cien romances exóticos con desconocidos, me vestí de mujer porque simplemente tenía que probarlo, tomé hasta el exceso y fui a cuanto lugar me invitaron.

Un día apareció ella, con la curiosa novedad de que por ser mujer, no tenía que esconderse para darme un beso o tomarme de la mano. Era mi primer novia formal ya en mi etapa joven. Hasta entonces sólo había tenido novios o aventuras secretas con mujeres. Y eso fue distinto. Un placer extraño. Me di cuenta entonces de que fui gran parte de la vida buscando las sensaciones extremas y mientras tanto había descuidado los placeres cotidianos como pasar un domingo en familia, caminar con alguien bajo el brazo, disfrutar de un atardecer cualquiera o una tarde encamado mirando en la televisión cualquier cosa, con la persona que quiero.
La relación se terminó ya hace mucho tiempo; pero el recuerdo queda, ella vive en mi memoria como la persona que me enseñó de los placeres más sencillos y cotidianos de la vida. Mil gracias por ello Karla.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Whoaaa!!! Estoy en pro de vivir, conocer, experimentar, fastidiar, remendar y crecer en todos los aspectos... y así es, siempre guardamos en un lugar muy especial a esas personas que nos cambian la vida.

Vaya post!